por Agustín Tosco (*)
"Jamás, definitivamente, han triunfado las armas de la reacción, de la injusticia, de los privilegios, del retroceso o del estancamiento de la humanidad. Las que siempre han triunfado y lograrán el triunfo definitivo son las armas morales. Las del ideal y la materialización de la justicia, de la libertad, del progreso social y del imperio de la soberana voluntad popular. Porque las armas morales no pueden ser requisadas, secuestradas o destruidas. Pasan invisiblemente, intangiblemente, inaprensiblemente, en todo momento, todos los días, de conciencia a conciencia y de generación en generación.
"Jamás, definitivamente, han triunfado las armas de la reacción, de la injusticia, de los privilegios, del retroceso o del estancamiento de la humanidad. Las que siempre han triunfado y lograrán el triunfo definitivo son las armas morales. Las del ideal y la materialización de la justicia, de la libertad, del progreso social y del imperio de la soberana voluntad popular. Porque las armas morales no pueden ser requisadas, secuestradas o destruidas. Pasan invisiblemente, intangiblemente, inaprensiblemente, en todo momento, todos los días, de conciencia a conciencia y de generación en generación.
Quienes están pertrechados con esas armas no declinan ni declinarán jamás su cerviz. Quienes las tienen y las arrojan al pie de sus enemigos, pecan para siempre de indignidad humana. Quienes pretenden derrotarlas para sostener la indignidad, serán sepultados por la historia."
(*) Reportaje en Revista Electrum, N°235, 19 de septiembre de 1969.
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